domingo, 6 de mayo de 2018

Fertilizantes del futuro: los bioestimulantes ayudan a los cultivos en condiciones climáticas adversas

Las sequías y heladas del año pasado han permitido extender su uso.



El Economista/Agriculturers  

Los bioestimulantes son compuestos orgánicos -extractos de plantas, algas, bacterias y hongos beneficiosos- que contienen un amplio rango de elementos bioactivos capaces de mejorar el uso eficiente de los nutrientes y así ayudar a los cultivos a ser más tolerantes a las condiciones climáticas adversas. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro.

Muy extendidos en el arco mediterráneo desde el levante hasta la provincia de Huelva, el año 2016 supuso un empuje definitivo para estos productos como paliativos de los daños sufridos por el estrés hídrico y las heladas que han sufrido especialmente los cereales y la viña el pasado año. "Ante la climatología excepcionalmente adversa de 2017 el agricultor ha buscado soluciones diferentes y las ha encontrado en los bioestimulantes que han respondido de manera muy eficiente, ayudando a salvar parte de la cosecha", explica Victorino Martínez, director general de Isagro. De ahí, el salto que se ha producido desde los cultivos donde son más utilizados como en los intensivos hortícolas, los cítricos, el olivar o la viña, hasta otros donde su uso es menos habitual como el cereal. "En este último, dependiendo de la fase del cultivo se ha podido retrasar la maduración e incluso ayudar a rellenar los vasos del grano". El uso de los bioestimulantes en cereal ha sido especialmente efectivo la pasada campaña desde el inicio hasta el final del ahijamiento.

En la viña, especialmente afectada por las durísimas heladas del año pasado, "fue donde la respuesta de estos productos fue más positiva recuperando la planta, su masa vegetal y el racimo llegando a conseguir más productividad y calidad de las esperadas cuando los viticultores daban por perdida la mayoría de su producción", detalla Martínez.

La tendencia actual es que nos encaminamos hacia un modelo que contempla el paso de la fertilización tradicional o convencional, mediante el uso de abonos procedentes de energía fósil a la utilización cada vez más de recursos naturales y biológicos. Un cambio de tendencia que viene dado por varios factores, como son la PAC posterior al 2020 y el cambio climático. "En la futura PAC va tener cada vez más importancia el greening. "Lo vemos ya con las leguminosas en las que ya no se pueden aplicar fitosanitarios por lo que tarde o temprano los bioestimulantes se impondrán a los productos tradicionales que teníamos hasta ahora".

El cambio climático es otra de las variables que va aumentar su uso. "Actualmente todo lo que son fertilizantes macronutrientes como los NPK están cuestionados por la contaminación de suelos y acuíferos, lo que va dar lugar a que, a la larga, los micronutrientes con bioestimulantes los puedan parcialmente sustituir.

El funcionamiento de los bioestimulantes

Los bioestimulantes aportan una serie de sustancias activas que provocan la mejora de la fisiología de la planta tanto en su parte aérea como radicular. Esto elementos proporcionan una mayor protección y desarrollo de la planta, una mejora de la calidad de los frutos y una fertilización más natural y biológica.

Algunos de los ejemplos más comunes de los bioestimulantes son los aminoácidos. "Existen formulaciones de bioestimulantes que incorporan aminoácidos, estas son fácilmente absorbidas por los vegetales, ayudando a recuperar el normal funcionamiento de la planta, activando e impulsando el metabolismo del vegetal, la producción de raíces o la regeneración de los tejidos", explica el director general de Isagro.

Los microorganismos son capaces de ajustar las necesidades hídricas de la planta, y así mismo, incrementan la fotosíntesis, inmovilizar los metales pesados y finalmente aumentan los rendimientos de los cultivos.

Las empresas más importantes dedicadas a la fabricación y comercialización de fertilizantes están invirtiendo grandes cantidades de dinero en la investigación de todos los recursos biológicos disponibles. "Se estima que en un futuro el 40% de los ingresos de los agricultores van a provenir de los residuos agrícolas", avanza Victorino Martínez.

La agricultura moderna requiere hoy en día un balance entre alta producción con un máximo de seguridad para los consumidores, agricultores y el medio ambiente. Estos compuestos se mueven bajo estas directrices. "Generalmente, los bioestimulantes son biodegradables, no tóxicos, no contaminantes y no dañinos para la fauna auxiliar, y tienen un plazo de seguridad mínimo, sin residuos para el cultivo ni para los frutos". De ahí que el uso de la biofertilización esté cada vez más extendido por todo el mundo. Esta opción es muy utilizada en toda la costa de Estados Unidos, México y el resto de países sudamericanos. Australia es otro país donde la biofertilización se practica habitualmente y está perfectamente establecida".

El único factor limitante que frenaba en parte su desarrollo en nuestro país se terminó el pasado 6 de diciembre de 2017 con publicación en el BOE del Real Decreto 999/2017, por el que se modifica el Real Decreto 506/2013, de 28 de junio, sobre productos fertilizantes. Con esta nueva normativa se adapta el marco legislativo vigente al desarrollo de estos nuevos productos fertilizantes que incorporan microorganismos ya que hasta ahora no tenían una legislación concreta. Ofreciendo, desde este momento, una tipología de 7 grupos y una legislación detallada.

Esta nueva tecnología es imparable y todas las empresas del sector, están invirtiendo en I+D+i grandes cantidades de dinero lo que producirá un cambio y un mayor uso por parte del agricultor, respetando el Medio Ambiente, aumentando las cosechas y cosechando alimentos seguros, suficientes y saludables para una población en crecimiento.