domingo, 18 de febrero de 2018

Hacia una agricultura sostenible

Según los expertos, para contribuir a un progreso mucho más adecuado del sector agrario respecto al nuevo escenario climático es necesario impulsar una agricultura sostenible.


Según los expertos, para contribuir a un progreso mucho más adecuado del sector agrario respecto al nuevo escenario climático es necesario impulsar una agricultura sostenible, que favorezca la mejora de la gestión de los recursos naturales, disminuya el consumo de agua, ayude a conservar la biodiversidad y proteger el equilibrio de los ecosistemas, a la vez que fomente desarrollo rural mucho más armónico con el entorno. Por ello, la agricultura de conservación es un sistema de producción agrícola sostenible que comprende una serie de técnicas que tienen como objetivo fundamental conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales mediante un manejo integrado de prácticas agrarias adaptadas a las condiciones locales de cada región y a las exigencias del cultivo. Estas prácticas, además de contribuir al buen uso del agua y del aire, se dirigen principalmente hacia la conservación de un recurso que no es renovable, el suelo, evitando su erosión y degradación mediante la reducción del laboreo, la rotación de cultivos, y la utilización de los restos vegetales de las cosechas, como medio natural de protección y fertilización de los suelos, consiguiendo aumentar sus niveles de materia orgánica, y mejorando así la productividad de los cultivos. Sin embargo, la agricultura de conservación no prohíbe el uso de insumos agrícolas químicos, aunque la tendencia en los últimos años se ha dirigido hacia una disminución del uso de los mismos.
Nuestro grupo de investigación está desarrollando proyectos orientados hacia el incremento de la productividad de las cosechas, mitigando el efecto producido por estreses bióticos o abióticos, mediante la formulación de productos que contienen extractos vegetales obtenidos mediante procedimientos respetuosos con el medio ambiente. Estos productos se están utilizando en el campo para incrementar las defensas en las semillas (efecto 'priming') y/o para actuar como bioplaguicidas y así, mitigar las posibles pérdidas de productividad de las cosechas, generadas por la presencia de estreses bióticos como los hongos o abióticos como las altas concentraciones de sal en los campos de cultivo. Estos procedimientos junto con otras alternativas, podrían plantearse como soluciones que garantizan la protección del medio ambiente y de la biodiversidad atendiendo a su vez, las necesidades alimentarias de la población actual sin comprometer a las generaciones futuras y mejorando las oportunidades económicas y sociales del mundo rural.