Se interesa especialmente por el proyecto de construcción de una nueva bodega de la entidad 'Hijos de Juan Gil', que ha recibido ayuda
El director general de Innovación, Producciones y Mercados Agroalimentarios, Fulgencio Pérez, informó a los miembros de la delegación sobre las características del sector vitivinícola regional |
Una delegación de la Comisión Europea, junto con personal técnico del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, visitó recientemente la Región para comprobar sobre el terreno los efectos positivos en el medio ambiente de las medidas de inversiones y reestructuración de viñedos.
La delegación se interesó especialmente por el proyecto de construcción de una nueva bodega de la entidad ‘Bodegas Hijos de Juan Gil S.L.’, que ha recibido ayuda a través de la medida de inversiones del Programa de apoyo 2014-2018 al sector vitivinícola español (Pasve), subvencionado con fondos Feaga.
Dicho proyecto tiene efectos positivos en términos de ahorro de energía, eficiencia energética global y sostenibilidad medioambiental. La delegación comprobó de primera mano el compromiso de la mencionada bodega en la utilización de energías renovables, depuración de vertidos, eficiencia energética y la reutilización de subproductos, que permiten reducir los efectos del cambio climático.
La delegación también visitó la Estación Enológica de Jumilla, dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, para conocer las últimas líneas de investigación sobre el desarrollo de material vegetal vitícola adaptado al cambio climático, y las parcelas de 4 beneficiarios de las ayudas a la reestructuración de viñedo, para ver los posibles impactos positivos en el medioambiente de estas ayudas.
El director general de Innovación, Producciones y Mercados Agroalimentarios, Fulgencio Pérez, y el director del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), Vicente J. Pascual, informaron a los miembros de la delegación sobre las características del sector vitivinícola regional y sus impactos positivos en el medio ambiente, al compatibilizar la sostenibilidad económica y ecológica del viñedo, optimizar los insumos y residuos de los procesos de campo, bodegas y asociados, mejorar la gestión y la reutilización del agua, o fomentar el uso de energías renovables.
También destacaron la implantación de estrategias para mitigar las consecuencias adversas del cambio climático en el proceso de elaboración y en el viñedo, el reforzamiento de los valores territoriales, históricos y culturales, para favorecer la puesta en valor del mundo rural, la fijación de población y el respeto por el medio ambiente, así como la puesta en valor de la variedad Monastrell como material vegetal autóctono adaptado al entorno y la optimización y mejora del potencial vitivinícola del suelo.